Del Libro “Cómo Vivir o una vida con Montaigne” de Sarah Bakewell
A Montaigne no siempre se le dieron bien las reuniones sociales. De vez en cuando, en su juventud,mientras sus amigos estaban bailando, riendo y bebiendo, él se sentaba apartado, como si hubiera caído en desagracia. Desgraciado es para mí el hombre