Anécdota de la Iaia Encarnita

Posted on | març 30, 2020 | No Comments

Un día la Iaia le pidió a su hijo Pepito que la llevara a un sitio (no recuerdo el sitio y no creo que tenga importancia). Por aquellos tiempos el Tío tenía una moto vespa y la Iaia subió al asiento y se agarró a la cintura del tío. Al llegar a un punto en que la circulación era muy densa el tío aflojó la marcha, y la aflojó tanto que la Iaia pensó que ya habrían llegado y sin más se apeó de la moto. Acto seguido cesó la congestión de tráfico y el Tío arrancó dejando a su madre en tierra y por más que ésta le llamó el no se enteró (la iaia no tenía mucha voz). Total que el Tío iba a su marcha y de vez en cuando se dirigía a su madre y no recibía contestación, al cabo de unos minutos y por la estrañeza del silencio de su madre se gira y ante su asombro su madre no estaba. Vaya susto morrocotudo tuvo el Tío, pensó que su madre se había caído. Al cabo de unos segundos se le ocurrió hacer el camino al revés a ver dónde había caído su madre, y al cabo de pocos minutos se la encuentra sentada en el petril de un puente riendo a mandíbula batiente pensando en el susto que le había dado a su Pepito. Ante las sorpresas que a veces (pocas) podía dar, siempre reaccionaba con risas y alegría. Por ejemplo una vez llegó a casa de mis padres muy tarde (serian la 11 de la noche, todos asustadísimos) y reaccionó a nuestras quejas y comentarios riendo. Aún no sabemos de dónde venía (seguramente de hacer una obra de caridad y le falló el transporte de vuelta).

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